Edificio Carbonell, una parada con leyenda

Viajando con el transporte urbano de Alicante pueden descubrirse los atractivos de la ciudad. Esta parada cuenta con muchos de ellos: la brisa del mar, el sonido del agua de la fuente que preside la glorieta, la larga oleada de teselas en rojo alicante, crema marfil y negro marquina que componen la Explanada de España… ¡Y una leyenda! Una leyenda que vive ahí, justo en ese punto, levantando la vista del suelo, en la Casa Carbonell.
Lugar de paso de muchas líneas de autobús:
La 21 y la 21 N, que van en dirección a la Playa de San Juan
La 22, hacia el Cabo La Huerta
La 23 N, hacia San Juan y Mutxamel
La C-6, que va desde la playa hasta el Aeropuerto de Alicante-Elche

La leyenda se remonta a 1918. En ese año Enrique Carbonell Antolí, un empresario textil alcoyano, pretendía mudarse a Alicante por las ventajas de su clima. Uno de los días en los que se desplazaba a Alicante sufrió un incidente que ocasionó que toda su ropa se ensuciara. El empresario en ese momento decidió hospedarse en el hotel Palas para poder asearse, pero allí, juzgándole por su aspecto, le negaron la entrada.
Enrique Carbonell quería vengarse por el trato recibido. Justo al lado del hotel quedaban libres dos terrenos, los del antiguo mercado, según los planos, 801 metros cuadrados. Enrique Carbonell lo tuvo claro: decidió construir un edificio de mayor tamaño y lujo que el hotel que le había negado alojamiento. Le hizo este encargo al arquitecto alicantino Juan Vidal.

En 1925 se inauguraba la Casa Carbonell. A día de hoy el inmueble destina la planta baja a locales comerciales y oficinas. El resto de la construcción se dispone para viviendas, cuatro por planta. Destaca el gusto francés de su fachada, algo recargada, y los materiales nobles de su construcción, como mármoles para los zaguanes, piedra arenisca para el zócalo, hierro y cristal para marquesinas y cerrajerías y pizarra simulada para la cubierta.

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